domingo, diciembre 27, 2009

Quien nacio, donde, cuando...?

Queridos amigos (as)

Nuevamente el año llega a su fin y con ello el regalo del Dios hecho Niño que irrumpe en nuestra historia y se hace palpable en los ambientes y en nuestra vida. Me nace escribir una reflexión emulando a la carta de navidad que siempre me escribe el P. Horacio. Y que me ayuda a detenerme y reflexionar de lo cual estoy muy agradecido, sin la cual no tendría un objeto que ayude a detenerme. Y darme cuenta que estoy en tiempo de navidad, de no ser así seguiría la rutina normal, la misa del domingo ayuda pero la rutina de la semana es más fuerte y consume.

Me pregunto, ¿Qué celebramos en Navidad? Celebramos el nacimiento de un niño, pero no de un niño común, sino de un Niño que es Dios.

Se me ha ocurrido reflexionar en torno al nacimiento y he hecho algunas comparaciones con el nacimiento de Letizia, mi hija que tiene 3 años, fue bien raro el nacimiento de este Niño Dios. Yo me prepáreme, documente, incluso realice un curso en la Clínica Santa María para estar preparado en caso de urgencia como ayudar a la Bárbara. En realidad la mamá se lleva toda la pega pero uno no debe estar de más, algo debe ayudar, y eso trate de hacer, uno como papá se va haciendo papá hasta que ve nacer a su hijo (a), la mamá nace mamá, es como si estuviese preparada desde antes, ya sabe qué hacer.

¿Cómo habrá reaccionado María?, ¿Cómo se habrá preparado José?

Nuestras familias estaban atentas al nacimiento nuestros amigos también, estábamos acompañados, nos estaban llamando, nos sentíamos seguros en las manos de los profesionales y seguros de la clínica que habíamos elegido. Pero en este caso este Niño Dios nace en condiciones muy extrañas, desconcertantes y hasta chocantes ‑ ya que se trata del “Hijo de Dios”. ¡Vino a la tierra! ¿Cuándo, como, nadie nos aviso?. No hubo conferencia de prensa, ni simposio de líderes, ni avisos en radios, Facebook ni Twitter, de la época. No existía interés alguno en conocer este nacimiento a primera vista, sin embargo si existe un grupo de personas entiéndase C3 tal vez o indigentes. Eran pastores que acampan cerca de la ciudad guardando sus rebaños. Los pastores viven al margen de la sociedad y muchas veces también al margen de la religión. Son incultos, no conocen la ley, y por eso están destinados al infierno, según los fariseos. Y precisamente a estos “excomulgados” es a quienes Cristo envía sus ángeles para anunciarles su venida.

Me hace pensar en una ley de los paradigmas según T. Khun. Los nuevos paradigmas nacen en la periferia, estos ven todo al revés. A los ojos de Cristo, los grandes son los pequeños. Los últimos son los primeros. Los arrojados de la sociedad, sus clientes privilegiados. La Buena Nueva se comunica antes que a nadie y llega a pertenecer primero a aquellos que están “fuera”, en la “periferia”. Me da la sensación que los ángeles no entendían nada de marketing. Nadie les da alojamiento, ¿tan desconfiados habrán sido los posaderos?, ¿se veían José y María tan mal?, ¿no habrá tenido su cheque de garantía? ¿A lo mejor no tenían previsión?, pero el auge igual los hubiese ayudado. Que desconcertante resulta que ni siquiera los hombres lo hayan reconocido. Me recuerdo una frase de Bielsa “no siempre éxito, representa ganar, muchas veces es trabajar en forma seria, y con objetivos claros, aun así, se puede perder, pero se puede ser exitoso…” Nuevamente me suena a paradigmas. Cuesta imaginarse a Dios en nuestro paradigma que alimenta mucho el individualismo, lo cual es parte fundamental de nuestra adherencia a este sistema económico con sus cosas buenas y malas. Pero Dios es totalmente distinto de cómo nos lo imaginamos; Dios es todo lo contrario al poder, a la majestad, a la autoridad, a la riqueza, a la fuerza que le hemos atribuido.

Hago mía una reflexión del Padre Nicolás Schwizer, sobre navidad “… Dios es totalmente semejante a los sencillos, a los pobres, a los que se sienten hermanos, a los misericordiosos, a los que aman, a los que tienen hambre de justicia. No es que Cristo no sea un hombre como nosotros, sino que es tan hombre, el único verdadero hombre: verdaderamente libre, sencillo, amante, fiel, disponible.”

La noticia de Navidad, tal vez consiste en ello. Para asemejarnos a Dios, no tenemos que hacernos ricos, fuertes, solitarios o majestuosos, entregar ese gran regalo costoso asombroso, cool. Nos basta con amar un poco más, con servir un poco más, con acercarnos más a los pobres, también entiendo pobre todas esas cosas que ambicionamos, que buscamos, que pretendemos, y sobre todo con luchar un poco más por la justicia. Los católicos somos responsables de la navidad, de que se haga la verdadera Navidad en todas partes, se me ocurren algunas ideas; conversando con alguien que este sólo, o con quien este enojado o herido, juntarse a cantar villancicos de navidad junto al árbol de la vida con nuestros hijos (as) o familia, que ilumina el pesebre, la Bárbara me comento a modo de reflexión que uno, en los regalos de navidad debería poner “del Niño Dios para ti”… Realmente somos responsables de esta navidad…

Parafraseando al P. Horacio cuando siempre termina estas cartas de navidad… Les deseo a todos que el Dios de la historia que se hace Niño para llegar hasta nosotros encuentre en cada uno un corazón que anhele su venida. Que nuestra Mater encuentre albergue en cada uno de ustedes y nos regale con su Hijo. Les deseo a todos una Navidad llena de Dios y un nuevo año lleno de satisfacciones y realizaciones.

Un gran abrazo a Todos en este tiempo de Navidad

Andrés, Bárbara y Letizia

1 comentario:

Nico dijo...

Buen blog, lindas palabras :).

Saludos !

Te dejo invitado al mío... cuando quieras.